miércoles, 25 de mayo de 2011

El color del cristal con el que se mira

A menudo se dice que la vida es del color del cristal con el que se mira. Y en fotografía podemos entender que se aplica al filtro que colocamos delante del objetivo que usemos.

Mucho puede leerse acerca de lo oportuno o innecesario de usar dicho elemento, un filtro, sobre nuestras lentes. Y especialmente son negativas las opiniones de quienes llevan equipos más caros alegando que las propiedades de sus elementos de baja dispersión y fluorita pierden su razón de ser cuando se coloca un vil vidrio de unos pocos euros en dicha pedazo de lente...

Ciertamente no les falta razón, porque si la óptica en cuestión vale unos 600 ó 1000, o muchos más miles de euros, puede parecer de risa colocar delante un cristalito de 20 ó 30 euritos para "proteger el objetivo" o eliminar el efecto bruma de los rayos ultravioleta. Y lo mismo se dice para equipos menos caros precisamente aludiendo a que si ya de por sí este es "barato" (o sea, de poca o baja calidad), mucho peor será su resultado fotográfico con el dichoso filtro.

Dicho todo esto, yo soy muy partidario de su uso. Mi equipo no profesional creo que no se resiente en absoluto de llevar un filtro ultravioleta, y son más las ventajas que los inconvenientes. Por ejemplo puedo frotar y limpiar en seco el cristalito incluso con la camiseta, porque si lo rayo no perjudico mi objetivo; y en caso de caída, golpe o rasguño, voy a preferir siempre que se dañe el filtro que cualquiera de mis objetivos, por muy baratos, o no, que estos puedan parecer a alguien.

Sin ir más lejos este es el aspecto de un pobre, pequeño y barato filtro ultravioleta, después de golpearse la cámara contra el suelo. El accidente me ocurrió este mismo fin de semana. El objetivo y la cámara siguen funcionando. El filtro pronto tendrá un sustituto en los próximos días, eso no lo duden.

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