lunes, 28 de octubre de 2013

Calabaza gigante

Una enorme, gigantesca, y asombrosa calabaza gigante pudimos contemplar hace unas semanas en la Feria del Campo de Elche.

¿Iría rellena? ¿Con sorpresa? ¡Menudo regalo para la próxima noche de Halloween!

lunes, 21 de octubre de 2013

Del infinito al no

Los grafitos, creados a menudo como mensajes pretendidamente perdurables para la eternidad, a veces se ven comprometidos con el paso del tiempo. Por suerte, dos letras pueden ser suficientes para querer significar justamente lo contrario de lo que en un principio se declaró.

En este caso, me temo que los sentimientos de este grafitero dejaron de ser intachables, porque además de un buen borrón, aquí se ha añadido un subrayado y una corrección temporal, yo diría de acción inmediata y con extensión indefinida, posiblemente atemporal.

Dos ideas me saltan a la cabeza con ello.

Por un lado me recuerda los tiempos de los faraones, o mejor dicho, las películas sobre estos reyes egipcios, y aquellas profundas voces: “Así se escriba y así se cumpla”. Y allí que iba el escriba con su martillo y cincel a corregir los edictos reales… Menuda faena era eso.

Y por otro lado, pienso que aquí hay una intención de pataleta infantil, casi diría de venganza pública.

¿Qué opináis de eso?

lunes, 7 de octubre de 2013

Mi cartero es amable

No debería sorprender a nadie que se diga de una persona que es amable. ¿La amabilidad puede ser un defecto? Pues mi cartero es amable. Y además no nos conocemos ni nos hemos visto nunca. De hecho, por la forma de hablar, creo que debe de ser nuevo.

Casi lo había olvidado, porque sucedió por primera vez la semana pasada. Pero justamente al volver a ocurrir ayer, me dije que tenía que compartirlo.

Estaba arreglando algunas cosas del blog cuando sonó el timbre. No lo hizo tres veces ni sonó en siete pisos más, solo sonó en mi casa. Descolgué el telefonillo o interfono y pregunté:

- ¿Quién es?

Y con una voz pausada y muy tranquila me contestaron:

- Hola, buenos días. Soy el cartero. ¿Podría abrirme la puerta, por favor?

Me dejó sin palabras intentando recomponer el mensaje. Sí, parece que había oído bien, y era el “carteroooo”. Así, que después de una breve pausa, no pude por menos que responderle:

- Buenos días, por supuesto, faltaba más.

Me dejó alucinado. Pero es que ayer, hizo lo mismo. ¿Cómo es posible que nos sorprenda la buena educación? ¿Por qué nos hemos acostumbrado al grito de “Carteroooooooo” y este señor me parece raro?

Esta situación me recuerda cuando hace muchos años llevamos una mañana a mi abuela a la universidad, y entramos en la cafetería. Entonces todavía era una cantina o bar, y no un salón con máquinas de autoservicio, y todos los alumnos nos agolpábamos junto a la barra, intentando meter el codo para darle un grito al camarero del tipo “un café” o “media con aceite” o algún mensaje similar.

Recuerdo que cuando mi abuela vio aquello, se sorprendió mucho y me dijo que todos éramos unos maleducados, que parecía mentira que aquello fuese la universidad, y que debíamos esperar nuestro turno para decirle al camarero:

- Buenos días, ¿podría ponerme un café, por favor?

Le dijimos a mi abuela que entonces no terminaríamos nunca, y que solo teníamos unos minutos entre una clase y otra… ¿Qué excusa tienen todos aquellos que llaman a un timbre y nos escupen un “butanooooo”, “abre” o lo que sea?

Seriamente estoy pensando en acercarme a la oficina de correos para que le den la enhorabuena a este señor. Creo que es lo mínimo que debería hacer, porque protestas y quejas todos oímos bastantes.