viernes, 20 de enero de 2012

Los finales que conocemos

Quizá nunca se hayan detenido a pensarlo, pero hay muchas historias de las que, bien por ser acontecimientos históricos o bien por tratarse de relatos universales, ya conocemos su final aunque nunca los hayamos investigado, visto o leído personalmente.

¿Quién no conoce el final de Troya, Cleopatra, el Titanic, y de todos los conflictos llevados al cine como Vietnam o las dos Guerras Mundiales? Lo mismo ocurre con multitud de novelas como Romeo y Julieta, el Doctor Jeckyll y Mr. Hyde, el Conde de Montecristo, el retrato de Dorian Gray… ya sabemos el final aunque nunca hayamos visto o leído estas obras.

¿Tiene sentido leer estas novelas si conocemos el final o hemos visto la película? La pregunta me la hacía un compañero estos días: “¿Por qué no ves la peli? Hicieron tres partes” me decía riendo mientras me llamaba “antiguo” porque estoy leyendo Parque Jurásico en mi Papyre (…)

Desde luego una película se ve en poco más de una hora, y en un libro hay que invertir más tiempo y atención. Además debemos tener presente que cuando vemos una película hecha a partir de un libro, se trata de una versión, justamente una visión del director acorde a sus guionistas. Además el tratamiento visual de una historia es bastante diferente al planteamiento de un relato escrito porque son lenguajes, y a menudo públicos, diferentes.

En fin, permitan que vuelva a mis lecturas actuales, Parque Jurásico de M. Crichton en formato electrónico, y Primera Sangre de David Morrell en papel. Novela esta última en la que un joven y veterano de guerra de Vietnam es acorralado en las montañas de Madison por la policía de un pequeño pueblo, después de haberse escapado en moto de la cárcel local, porque su desaliñado aspecto le hacía parecer un vagabundo a los ojos del jefe de la policía (...)

sábado, 7 de enero de 2012

La quema de las hachas

La tradicional noche de Reyes tiene un color, calor, y luz y olor característico en Elche, porque después de la habitual cabalgata con los Reyes Magos desfilando y arrojando caramelos a los niños y mayores que salieron a su encuentro, se produce la casi extinta quema de hachas o atxes.

Los niños agitan verticalmente estas antorchas y las hacen bailar en el aire con la intención de guiar a los Reyes Magos para que no los dejen sin regalos. Tradicionalmente esto se hacía en la puerta de las casas de cada uno para guiar hasta allí a sus majestades de oriente, pero en la actualidad se les prende fuego después de la cabalgata en el propio centro de la ciudad (especialmente Reina Victoria y alrededores).

Las antorchas se realizan artesanalmente y con materiales naturales procedentes de las palmeras (palma seca y cedazos) y se venden en diversos puntos de Elche los días previos a la noche de Reyes.

La quema de las hachas es una tradición que realizaban nuestros padres y abuelos, y que hasta hace pocos años se había perdido, aunque parece que en la actualidad se quiere volver a instaurar.