viernes, 22 de marzo de 2013

Zapatillas voladoras

A poco que uno busque encontrará sin dificultad una docena de explicaciones o leyendas para las llamadas zapatillas voladoras.
Más complejo puede ser encontrar la justificación de que alguien lance unos zapatos hasta enredarlos en el cableado urbano. Las explicaciones que podemos encontrar de porqué alguien haría algo así se mueven desde opuestos como el arte hasta el asesinato.
Zapatillas voladoras podemos encontrar atadas  no solo a cables, sino también a otros elementos urbanos elevados, como semáforos o farolas, aunque precisamente el cableado telefónico es su “elemento natural”.
La teoría de la motivación artística ya la conocía aunque me resulta tan inverosímil como las demás. Personalmente siempre he considerado más probable que se trate de la gamberrada del abusón del barrio pretendiendo gastar una broma pesada al vecino o compañero de clase menos afortunado.

martes, 5 de marzo de 2013

No es que me caiga mal, es que la mataría

“No es que me caiga mal, es que la mataría”

Llevo tiempo dándole vueltas a esta confesión. La escuché en el bus hace semanas, y desde entonces mi mente vuelve a ella de vez en cuando. En cada ocasión que la recuerdo la sensación que me asalta alterna entre la risa y el desconcierto.

A veces es imposible abstraerse de la charla ajena, y las palabras de alguien se cuelan en nuestros oídos. No se trata de indiscreción ni curiosidad, ¡válgame!, es lo que ocurre cuando dos personas hablan en un autobús en silencio: se entera todo el pasaje de los detalles de la conversación. Y eso mismo fue lo que ocurrió con la frasecilla que hoy traigo al blog para la sonrisa de los lectores. En este caso eran dos chicas hablaban de una conocida común, y una de ellas le explicaba a la otra que prefería que no se uniese a ellas en su salida el fin de semana, porque no tenían muchos puntos en común...

¿Habéis sido testigos de alguna charla intrascendente de este tipo?