domingo, 14 de abril de 2013

De gatos y ciencia ficción

Algunas de mis últimas lecturas me han hecho encontrar gatos entre líneas. Se trata tanto de historias clásicas como de otras no tan conocidas. Hoy quisiera hablar de alguno de estos hallazgos. Con certeza será algo del agrado de nuestros numerosos amigos de La Gatera, y confío que también de algún otro lector.

 

El hombre invisible. H. G. Wells, 1897

En esta novela clásica de la ciencia ficción de la que hablé no hace mucho me impactó descubrir un felino en uno de sus capítulos finales. En ella, cuando el doctor Griffin explica los inicios de sus experimentos, confiesa cómo después de haber hecho invisible un trozo de lana blanca oye maullar una gata blanca, flaca y muy sucia, que se le acerca ronroneando y a la que da un poco de leche. Griffin intenta convertirla en una gata invisible, pero el éxito no es total porque no había previsto dos pequeños elementos propios de los felinos: las garras y el tapetum. Así que después de haberla drogado, Griffin exclama : “al encender la luz solo vi unos ojos verdes y redondos, y nada a su alrededor”. Esta gata anónima es el primer ser vivo invisible de la literatura y de la ciencia ficción.

 

De la Tierra a la Luna. Julio Verne, 1865

En esta ocasión, también al final del relato, encontramos un enorme gato que sirve para que los protagonistas verifiquen la resistencia del vehículo que será lanzado a la Luna, su estanqueidad y almohadillado para el impacto de aterrizaje. Uno de los protagonistas, J. T. Maston, introduce al gato en la cápsula y decide acompañarlo, no se bien por qué razón, de una ardilla (…). Lanzan el proyectil, describe una parábola a unos 1000 pies, y cae en el mar, de donde lo recuperan. Al abrir el vehículo “salió el gato echando chispas, lleno de vida, aunque no de muy buen humor” . Efectivamente, creo que podemos afirmar que se trata del primer gato de la historia aeroespacial. ¿Y la ardilla? Vamos a ver: ¿a quién se le ocurre meter a un gato con un ardilla en una nave y catapultarla? Por supuesto no la encuentran dentro de la cápsula.

 

El crimen y gloria del comandante Suzdal. Cordwainer Smith, 1964.

Este cuento con entidad propia forma parte posteriormente del primer volumen de Los señores de la instrumentalidad.  El comandante Suzdal “cogió gatos, ocho parejas, dieciséis gatos terrestres” y a través de un instrumento cronopático los lanzó dos millones de años atrás en el tiempo con la tarea de poblar la luna de Arachosia: “el país de los gatos con clase, inteligencia, esperanza y una misión que cumplir”. No puedo desvelar mucho más pero sí invitar a quien sienta curiosidad que descubra a esta raza de gatos del futuro que nos propone el profesor Smith.

Espero haber despertado vuestro interés y confío poder incluir algún gato más en una próxima selección.