lunes, 8 de octubre de 2012

2010: Odisea dos

En 1982 Arthur C. Clarke publicó 2010: Odisea dos. Como su título indica se trata de la segunda parte de la saga que inició 14 años antes con 2001: Una odisea del espacio.

2010: Odisea dos es una secuela lógica que viene a completar algunas lagunas planteadas, no tanto por la novela, sino por la adaptación cinematográfica que Stanley Kubrick hizo de la primera parte de la saga (1968). Para esta segunda parte, fue Peter Hyams el director encargado de llevarla a la gran pantalla (1984) con el título 2010: El año que hicimos contacto.

Para dar continuidad a la acción Clarke recurre a algunos personajes de la novela anterior. Entre ellos está el doctor Heywood Floyd, uno de los escasos protagonistas secundarios de aquella ocasión, convertido ahora en actor principal de la trama, junto a  Sivasubramanian Chandrasegarampillai, por suerte abreviado bajo el título de doctor Chandra, creador del superordenador HAL (Heuristic ALgorithm) 9000, e incorporado a la misión para hacer revivir sus sistemas. Es también destacable la presencia de personajes femeninos en esta ocasión, totalmente ausentes de aquella primera parte, junto a otros de distintas nacionalidades.

2010 aprovecha el final desconcertante de 2001 para enviar en esta entrega a un equipo internacional de investigación o rescate a la nave protagonista de la historia anterior, Discovery, por suerte estacionada en la órbita de Júpiter, cerca del artefacto que entonces descubrieron en la misma zona (por supuesto en la película, porque la trama de la novela les conducía a Saturno).

2001: Una odisea espacial me gustó y tenía curiosidad por ver y leer la segunda parte. No me ha defraudado, pero tampoco me ha entusiasmado tanto como entonces. Esta segunda novela es bastante más larga que la anterior, prácticamente el doble de páginas, y hay una docena de personajes frente a los tres que había entonces (el comandante Bowman, HAL y el monolito). Pero cuando llegué al final de este libro la primera sensación que me asaltó fue “¡qué barbaridad, menuda exageración!”. Y entiendo que se trata de una obra de ciencia ficción, y que con la ficción el autor puede llegar a donde quiera. Pero la línea entre la ficción y la fantasía es ínfima y pienso que la ciencia ficción no solo debe parecer posible, sino que tiene que ser creíble. Y el final de esta obra no me parece en absoluto creíble aunque tenga su explicación científica.

Igualmente la película carece de la profundidad del mensaje de la versión de Kubrick y el relato se presenta bastante simplificado, casi descafeinado, para convertirlo en un producto meramente comercial y de consumo.

Por lo demás, el libro está bien planteado con una historia, salvo el final, ciertamente sólida, aunque el autor se ve obligado a recordar la novela anterior en varias ocasiones, e incluso necesita retroceder a sucesos previos a aquella historia para justificar algunos acontecimientos que ocurren ahora.

En fin, concluido este episodio debo confesar que ahora me queda una curiosidad innegable hacia las otras dos novelas que continúan y concluyen esta saga: 2061 y 3001, y que seguramente abordaré en breve.

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