Dice la canción que “Después de la tormenta siempre viene la calma…” y efectivamente, después de la lluvia de estos últimos días, llegó el sol.
Mi relación con el sol es de amor y odio, porque no terminamos de enterdernos (...) Pero de eso ya hablaré otro día.
Lo que hoy quiero traer aquí es que después de estas lluvias, allí estaba yo cómo tantas otras veces, sentado frente al ayuntamiento, esperando al autobús para volver a casa, cuando me fijé en las siluetas que la luz marca en la fachada de la casa municipal.
Dicen que puedes mirar mil veces un objeto, y que sólo cuando lo fotografías lo ves de verdad. Y en efecto, he mirado esos balcones miles de veces, y sólo al plantarme frente a él para hacer estas fotos me ha invadido la harmonía que transmite, y el efecto del detalle por encima del conjunto, lo que se insiste en llamar “la parte por el todo”.
¿Y qué me decís de ese pomo roto? Seguro que tendría una historia propia que contarnos. Quién sabe…
A menudo se habla de la importancia de la simetría: el peso de los espacios y del aire. Pero no es así en la mayoría de las fotos. Estas sombras no requieren de ese equilibrio.
Por lo menos, así lo veo yo.
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