Con la fugacidad característica de todos los buenos momentos la Navidad, de nuevo y como cada año, ya ha pasado de largo.
Queda en nuestros labios el sabor del dulce mazapán, mantecado, hombrecillo de jengibre y el odioso por igual cava o champán.
Tal vez una canción, unas risas o un guiño quedarán grabadas con la ilusión del momento en nuestro corazón.
De nuevo habrá que esperar hasta el año que viene para volver a escuchar el típico “Ho-ho-ho… Feliz Navidad”
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